Creo que todo empezó porque la canción que cuenta la historia de un reencuentro en noche azul comenzó a sonar el día que más cerca deberías haber estado. No estuviste, claro. Ya nunca estás. Y mira que alcé la vista para ver si aparecías por ahí arriba, pero nada. Por eso empecé a llorar, supongo. No lo sé. Ni siquiera sabía que esa canción llevaba tu color impregnado... pero bueno, qué le vamos a hacer.
No te preocupes, los reencuentros y las noches azules siempre vuelven.
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