Lo único que sé es que tú estabas allí y yo al lado y la ciudad a nuestros pies literalmente y literariamente. "Ahora mira cómo me deshielo. Tú hazlo cuando tengas tiempo, yo te espero." Mi amor. Mi Amor. Así, con mayúsculas. Como si te llamaras así, para mí. La Real Academia de la Lengua Española define la palabra amor como el sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
Y tú, eres mi Amor.
Tú eres la acción recíproca. Eres recíproco.
Y eres la pieza que me completa, eres base y eres pieza.
Eres la cara con legañas que veo por las mañanas y me recarga de golpe, lo llenas todo energía de colores, de notas de música y creas. Creas y crees.
Nos creamos y creemos. Dale el sentido que quieras.
El azul te sienta bien
y el formato susurro me eriza la piel, Amor.
"Yo me imagino un futuro pluscuamperfecto."
Sonaba una de mis letras favoritas y tú enfrente y el mundo iba borrándose poco a poco. Las personas iban desapareciendo, los coches dejaban de hacer ruido, los edificios dejaban de verse y, de repente, no había nada. Nada. Estabas tú, estaba la canción sonando y estaba yo. Estábamos nosotros y éramos. Bueno, y somos y estamos y existimos. Eres la ciudad perdida.
Asomaba la cabeza por los cristales de la azotea y veía la ciudad pasando por debajo de nosotros y cada rincón parecía más bonito desde arriba y las vistas eran inimaginables pero dime cómo iba a querer esas vistas si estabas tú con sabor a helado. Yo qué sé.
Me quedaría a vivir dentro de ti.
Te respiraría. Respiraría a través de ti.
Mi Amor, Hiroshima.
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