"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

L'amour n'est pas mort

El día que me enamoré de ti yo ya sabía que estaba enamorada de ti. No me quería dar cuenta pero porque empiezo a pensar que me gusta vivir sin darme cuenta de las cosas, por si acaso. 

El día que estabas al final de la escalera de la estación sentía que me faltaba corazón para quererte y que habíamos ganado porque los trenes nos estaban re-encontrando y no separando. En ese momento volví a saber que quería pasar el resto de mi vida contigo. 
Te reconocí. Te reconocí porque ya habíamos tenido la suerte de conocernos antes. Lo bueno de conocernos es que podemos reconocernos todas las veces que queramos. Lo bueno de querernos es que cada segundo que pasa te requiero. Te quiero repetidas veces. 

He visto a cientos de personas en las estaciones y te juro que ninguna de esas personas es tan bonita como tú; ni siquiera cuando estás triste, esperando a que llegue el próximo tren. 
El día que te vi al final de la escalera hubiese parado los relojes de la estación y habría alargado el momento hasta que te quedaras a vivir. Me acuerdo de l'esprit de l'escalier. Ahora esa frase tiene un sentido literal y se refiere a ti. O a ti conmigo. 

Cuando era pequeña, en las películas y en los libros siempre se hablaba de que se podía morir de amor y te prometo que es cierto. Yo he visto a personas morir de amor y las sigo viendo. Hace un año vi a una persona morirse de amor (o por amor) y se le notaba en los ojos, en las manos frías, en el cuerpo que temblaba. Ahora pienso que también se puede vivir de amor. Y también se nota en los ojos, en las manos y en el cuerpo. Se nota en cada rincón de los huesos. Se nota en cada cosa que haces durante el día y en la forma de hacerlo. Si morir de amor me parece precioso, vivir de amor me parece increíble y un poco heroico. Creo que no todo el mundo podría vivir de amor y eso lo hace más especial. 

Vivir de (nuestro) amor nos hace especiales.
Vivir de mí. 
Y vivir de ti. 

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