"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

miércoles, 13 de abril de 2016

Carta de cumpleaños

"Feliz cumpleaños. 
Ya sé que ya no te escribo y pensarás que te tengo olvidada, te diré que dices muchas tonterías y pondrás cara seria. Entonces, tendré ganas de abrazarte y de hablarte de alguna curiosidad como que su cumpleaños también es hoy. Tendré ganas de mirar a través de tus gafas y marearme, incluso te calentaré un poco de leche y esperaré a que te termines el vaso. Sin embargo, nunca lo hice y dudo que ahora pueda. Te escribo porque hoy me veo con fuerzas, bastante capaz y con poco miedo. No me preguntes por qué, simplemente hoy el día está así. 
Hoy es tu cumpleaños y el suyo así que me gustaría hablarte un poco de él. A lo mejor crees que es injusto porque a él no le hablo de ti pero es que a nadie le hablo de ti. No te lo tomes a mal, simplemente me da pánico echarme a llorar y no saber muy bien qué explicación dar. El día que vi que vuestros cumpleaños eran el mismo día pensé que no me sorprendía, ¿quién iba a cumplir el mismo día que tú si no era él? Nadie. Lo tuve claro desde el principio.
Te quería contar que nunca había visto tanta sensibilidad y sencillez en una persona, que nunca había mirado unos ojos tan profundos y me había sentido tan a salvo.  Es alguien increíble. Como cuando sientes que todo lo demás no importa y que pase lo que pase todo irá bien. Como si vieras que un meteorito llega a la tierra, saber que todo va a explotar pero aun así estás tranquila porque está contigo y porque nada podría fallar. Así me siento. Siento que nunca antes había respirado tanto aire limpio. 
Lo querrías. Podrías quererlo tanto como lo quiero yo. Podría quererte él también. Estoy empezando a venirme a bajo. A veces pienso que pasarán treinta años, llegará el 13 de abril y seguiré sintiendo cierta tristeza en mí. El 13 de abril o el día que elijas, si son todos lo mismo. Una vez le conté que yo pensaba que una parte de mí siempre sentiría tristeza, me preguntó por qué y no supe qué decir. Pero yo lo sabía. No volver a verte me provoca cierta angustia que no consigo hacer desaparecer. Sé que me perdonas, sé que sabes que no era consciente de nada y que con mi edad tampoco se podía ser muy valiente, sé que has venido más de una vez a mí para decirme que no pasa nada, que está todo bien. Las dos sabemos que nos hemos vuelto a ver pero que nadie lo entendería si lo contase y aun así hay una presión que no me deja avanzar. Hay algo que me retiene. Y sí, una parte de mí siempre estará apagada y siento horror por si no le gusta, por si no quiere quedarse cuando se dé cuenta que es algo sin cura. No quiero borrar esta parte de mí, no quiero sentir que te olvido. 
Ojalá me vieras con él. Nunca había sido tan feliz. Te gustaría tanto como a todo el mundo. De hecho, a mi madre le encanta y se nota (o eso creo). Ojalá pueda hablarle de ti con tranquilidad, como si fuese un tema de conversación corriente. Cuando se levanta es lo mejor que he visto en mi vida y cuando me mira siento que todo lo que ha pasado hasta aquí ha merecido la pena. Creo en él como nunca había creído en nadie, como no sabía que se podía creer.
Me siento inmortal y necesitaba contártelo".