"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

martes, 30 de agosto de 2016

Petit à petit

Es una pena tener que alejarte de algo para poder echarlo de menos, es una pena tener algo tan cerca de ti que ni siquiera puedes verlo. 
Y tú ya no me ves a mí. 
Me tienes tan cerca que no me distingues, estoy tan pegada a ti que no eres capaz de darte cuenta de que llevo a tu lado desde el primer día. 
Y hoy has empezado a perderme. Hoy estás tan ciego que ni siquiera puedes valorar que soy una base fundamental para ti, el cimiento principal; soy tan principal que sin mí todo esto se derrumbaría. Pero tú no puedes verlo. 
Me estás perdiendo poco a poco y seguirás sin mover ni un dedo hasta que no esté, hasta que no puedas apoyarte en mí y hasta que no sientas que te falta el aire y que te hago tanta falta que necesitas explotar. 
Me vas a necesitar. 
Necesitarás un abrazo, que te digan te quiero o que eres especial. Necesitarás dormir aquí, mirarme y pensar que conmigo todo es más fácil. Necesitarás tu vida conmigo el día que veas que hablaba en serio cuando te dije que un día ya no estaría contigo. 

Ahora mismo ni siquiera sé si estoy contigo o conmigo. 
Ahora mismo sólo sé que no puedo estar en los dos sitios a la vez. 

A lo mejor, incluso necesitarás llorar y no sabrás ni cómo se hace porque ya no estaré cerca para explicártelo. 
Me estás perdiendo tontamente y ni siquiera te das cuenta. 
Ni siquiera eres capaz de entender que no puedo tirar sola y que estás haciendo tanta fuerza que la cuerda se va a romper. 
Los hilos del principio (de los que tanto te hablé) que nos unían, los estás deshilachando y conforme voy uniéndolos, los vuelves a separar. 
Te estás quedando sin mí. Y lo peor es que quedarte sin mí significa que yo me quedo sin ti. Y para mí, quedarme sin ti es la mayor putada que el mundo podría hacerle a alguien. Quedarme sin ti es lo más triste que va a vivir la historia. Quedarme sin nosotros será peor que cuando la bomba atómica cayó sobre nuestra Hiroshima. 


Hasta las galaxias van a llorar por nosotros si me pierdes.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Expecto Patronum

"Si voy a esperar
prefiero hacerlo en compañía.
Vos podés hacer
lo que vos quieras hacer,
pero nunca te olvides
de quién te espera".
Tobogán Andaluz

Como si en la noches más oscura andas a la deriva y, sin quererlo, encuentras un faro guía. El faro guía. Nunca le dije que era el barrido de luz blanca, la farola que se enciende casualmente cuando pasas, el salvavidas, las gafas perfectas, el semáforo en verde continuo y el cupón de lotería premiado. Nunca se lo dije porque, ciertamente, siempre he pensado que era algo más que eso. Era la unión de la buena suerte, era el día de Navidad, Reyes Magos y cumpleaños juntos. Era el tren en el que te subías para llegar a la estación más esperada, era un billete con ida pero sin vuelta, era todo lo que había escrito sin conocerlo. El Patronus que aparece para salvarte de la vida oscura que detestaba. Mi Patronus: la combinación de toda la felicidad para combatir todas las pesadillas que habían persistido hasta que apareció. 

Era algo que ni siquiera él entendía. 
Era algo que ni siquiera yo podía controlar. 

Un nuevo mundo, el descubrimiento de América y el primer paso sobre la Luna. 
El amor en todas sus expresiones posibles. 

Tampoco le dije que compartir nuestra vida había sido la elección más acertada y que quedarme esperando fue la única opción que contemplé. Esperarlo hasta la eternidad, hasta que me gritase basta, hasta que se alejase tanto que no pudiese verlo. Tampoco supo que, probablemente, sería imposible que el mundo fuese a sentir  tanto amor en otro momento de la historia y que si tuviese un giratiempo habría vuelto al día en que lo conocí para explicarle que la sensación fue real y que quedarse conmigo sería como vivir en el concierto de su grupo favorito permanentemente. 

Nunca te he dicho que el sol tendría que apagarse y la luna tendría que caerse para que yo deje creer en ti, en mí y en nosotros. En todo esto. Las estrellas tendrían que morir a la vez para que deje de creer en ti como casa, hogar y equilibrio. 

Para que deje de creer en ti como Patronus.
Como galaxia. 

jueves, 11 de agosto de 2016

Una playlist sin compartir

En realidad, cuando estiras un chicle no se debilita por el centro ni por ambos lados: hay un lado que tiende a estirarse más y a romperse antes. Cuando un chicle se va a romper, primero lo hace una de sus partes y, como consecuencia, se rompe todo. 
Su parte estaba más frágil que la mía y la barrera era más consistente porque, ciertamente, yo ni siquiera había hecho el intento de levantar un muro entre ambos. Quizás hace tiempo lo habría hecho pero de tal manera que nos rodease a los dos, apartados del mundo hostil, ajenos a cualquier catástrofe y preparados para ser sólo uno. 
Sin embargo, tenemos la manía de cambiarlo todo y remover la historia; dejando atrás todo lo que juramos que permanecería. Pero nada permaneció porque, por lo visto, tirar los trozos que se rompen es más fácil que volverlos a unir y cuidarlos para que perduren. 
Pero no es tan fácil tirarlo todo por la borda y seguir como si el mar lo engullese. 

Qué hago yo ahora con el día que entré en su coche y cuando paramos apoyé la cabeza en su hombro. O qué hago con todas las películas de cine surrealista que nos quedan por ver o con las fotos colgadas de una cuerda o con el cuaderno que le escribi y que se está llenando de polvo. Tampoco sé qué hacer con todas las veces que se quería casar conmigo o con la lista de nombres para nuestros hijos. El día en el parque con el perro o cuando pude admitir sin miedo que era lo mejor que me había pasado en la vida y que nunca había estado tan segura de algo, de alguien y de mí. Y qué hago con la estrella y las coordenadas, con la playa, las comidas improvisadas, los festivales, los veranos y la vida que le regalé.
Estuve a punto de hablarle de mi abuela y ahora ya ni siquiera creo que pueda. 
Ni siquiera creo que vuelva.
Enfrentarse a otra vida, así, en frío.
Volver a lo de antes.
La playlist sin compartir, una entrada de cine con palomitas y sin regaliz, cumpleaños sin esperar una felicitación y la mitad de la estantería vacía. 
Porque ya no está. 
Porque se está yendo, poco a poco.
Cuando se dé cuenta, ni siquiera estaré aquí. 


Dime, qué hago yo ahora con dos galaxias.

jueves, 4 de agosto de 2016

Contaminación atmosférica

Algo se acciona, la partícula más pequeña decide estallar. Contagia al resto. Lo normal deja de serlo, lo cotidiano cambia radicalmente. 
Ha dejado de mirarme. A mí se me salen los ojos de mis órbitas. Necesito retener cada momento, cada detalle, grabarlo en mis pupilas y no olvidar ni siquiera el ritmo de su respiración. Por si acaso tengo que escribírselo, narrárselo o contarle mil historias sobre el día que nos encerramos en el coche y los cristales casi revientan por todo el dolor que había en la atmósfera. 
Se han contaminado las galaxias. 
El calentamiento global se ha quedado pequeño. 

El sol se está alejando y lo estamos haciendo mal. 
Lo estoy volviendo a hacer mal, otra vez. Como tantas veces. 
Se está tambaleando, sobre el hilo. Se está tropezando, casi se cae, resiste, intenta seguir, se vuelve a tropezar. 
Está explotando. Voilà, c'est moi. 

Mi plan consistía en equivocarme cada día de mi vida con cada persona que se cruzase por mi camino para no equivocarme con la única persona que debía permanecer aquí, a mi lado. Mi plan ha fracasado. Al final me he equivocado tanto que me he acostumbrado a seguir mi rutina. 

Se está yendo pero todavía no lo sabe. Todavía cree que quiere quedarse aquí, conmigo.
Se está yendo y ni siquiera se da cuenta. 
Empieza a sentir pequeños rechazos, pequeñas manías, pequeñas voces insoportables. 
Empieza a no expresar el amor de antes, las ganas, la ilusión. 
Poco a poco. 
Se está yendo y yo no sé qué hacer. No sé qué hay que hacer. 
No puedo respirar. 
Me lo prometió.