"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

viernes, 9 de marzo de 2012

En realidad no lo culpo. Sé que nunca se va a olvidar de mí pero también sé que no soy su prioridad. Ya no llama por teléfono, no me da las buenas noches, ni siquiera sé si me recuerda todos los días. Sigo sin culparlo.

Siempre ha vivido en su burbuja, supongo que por eso yo vivo en la mía. Siempre ha estado rodeado de poesía, de libros, de películas, de música. Siempre ha tenido su rincón en ese pequeño mundo que sólo era nuestro. Allí, sentado, con una pequeña luz encendida y un libro abierto. Los libros nunca faltaban.

No sé exactamente qué día empezó a estar ausente o quizás yo empecé con todo esto y él, simplemente, se acostumbró a sentirme lejos. Tal vez un día ya no necesitaba las historias de aquellos libros, ni los viajes con su música, ni las meriendas inolvidables, ni las mañanas de domingo desayunando los dos solos un chocolate caliente. Esos domingos también eran domingos astrománticos, no necesitaba nada más. Tal vez un día comencé mi historia y él pensó que ya no estaba dentro de ella. Es una locura. ¿Cómo voy a comenzar una vida sin él? Aunque ya no tenga los ocho años que tenía entonces. ¿Cómo ha pensado que yo era la chica que estaba ausente?

Me acostumbró a los besos en la frente, a dejar la puerta abierta para no tener miedo y a tener que escuchar obligatoriamente un 'buenas noches' de quien sea. No sé dormir sin escuchar antes 'buenas noches'. Y tampoco quiero aprender.

Y sí, sé que esta noche no llamará. Sé que pasará una semana y seguirá sin llamar. Y mi estupidez y mi manía de aparentar indiferencia tampoco llamarán. ¿Y si se me olvida su voz? ¿Qué hago si un día no recuerdo su melodía? Si un día me quedo sin héroe, sin historias, sin 'érase una vez' sonando en el coche o sin 'maneras de vivir'.

Estoy perdida.