"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

miércoles, 27 de junio de 2012

Con cariño, que os den.

No sabéis hasta qué punto siento indiferencia por todo aquello que me rodea, por todas las personas, por vuestros problemas, por los míos y por todas esas palabras que soltamos sin sentido.

Es triste, pero cierto. Entre todos, poco a poco, conseguís que todo (absolutamente todo) me dé exactamente lo mismo.
Insuperable, insoportable. 

Souvenirs.

Mucho ruido. La locura ha vuelto, los días soleados, las siestas en el sofá en compañía, las noches rodeada de paredes verdes, los paseos a las ocho de la tarde, las comidas sin soledades ni miedos, la televisión encendida, la música a todo volumen, ruido, ruido, ruido, ruido. Ahí estamos; los de siempre, los de entonces, los de antes.

La puerta se abre cada noche, entra él y me besa. Luego entra ella, se sienta en la cama y me cuenta historias, me hace preguntas y termina con un 'hasta mañana'. Así cada noche, ¿no es la mejor rutina?
Y por las mañanas nos gritamos, nos insultamos y nos abrazamos después con el pensamiento. Tiradas en las habitaciones, discutiendo, compartiendo historias, estupideces. 
Así somos, y creo que es lo mejor que me ha pasado. 
La suerte de mi vida. 

jueves, 21 de junio de 2012

Donde sea.

Han visto la foto y me han preguntado "La que está detrás, en el banco, es tu abuela ¿verdad?" Inevitablemente, he llorado. Con frialdad, he afirmado "Sí, es ella." Siempre actuando como si no pasara nada, te echo de menos. "Qué recuerdos, cuántos años..." Me han contestado.

¿Sabéis? No tenéis ni puta idea de cuántos recuerdos hay. Hay tantos que, a veces, vienen de golpe y no soy capaz de ordenarlos y me agobio y me entra el pánico y comienzan a desvanecerse.

miércoles, 20 de junio de 2012

Y todo pasó ayer.

Hace dos años, parece que fue ayer, cuando éramos reyes. Cuando pisteábamos a la vida. Cuando las diferencias encajaban como piezas en un puzle.

Allí estábamos, ese 19 de junio. Deseando los días de verano, los días raros, el cambio de rutina. Allí estábamos, sentados en gigantes escalones de mármol. Rodeados de celebridades como Murillo. Allí estábamos, con la melodía de las campanadas de La Giralda de fondo. Estrellas, poca luz, noche abierta.
Un vestido corto, blanco, con flores azules. Quizás un tanto vergonzosa, feliz. ¿Quién no iba a serlo? Faltaba algo, tú lo escondías. Lo sabía, me hice la sorprendida. Me sorprende lo bien que pude llegar a conocerte, como si llevásemos toda la vida allí sentados. Donde solíamos gritar. Y lo hice, y no preguntabas. Eras feliz, no querías nada más. ¿Por qué?

Y, aleatoriamente, comienzan los primeros acordes de 'Contigo'. Quizás coincidencia, quizás una señal, quizás sólo sea una estupidez.
Estaba incompleta, por eso no lo entiendo. Todo me daba vértigo, vivir en tus caderas. Los atascos de cada día para llegar a ti. Mi prisa por llegar, tu lentitud para irte. Pero lo conseguiste, enhorabuena.
Y ahora sólo sabes cruzar cuatro frases patéticas conmigo. ¿Qué te pasa? Deja de jugar. Cuéntame todo lo que te callas, déjate de sinsentidos.
Ni siquiera tienes cojones para preguntar qué tal estoy, si he encontrado a alguien, si mi vida está resulta, si sigo siendo la chica de la canción, si pienso volver, si lo que sea.
Y ya no puedo coserme, reinvetarme, ni quererme. Ha sido todo tan raro, sucedió todo tan fuerte. 
Sálvame. Ven y sálvame. Aparece y sálvame. Venga, ¡joder! No puedo, no puedo sin ti.
Se quedó grabado a hierro en las yemas de mis dedos, protegiéndome del roce del contacto con tu cuerpo.  
Aparece en diciembre, el mes en el que se cruzaron las corrientes, cena para dos. Cartas sin remitente, banderas piratas, camisetas azules, azules.
Y lo que nos unió aquel caluroso 19 de junio. Se deterioró, se rompió cuando nosotros nos partimos. Cuando nuestras mitades decidieron dividirse. Se separaron las iniciales. Quizás coincidencia, quizás una señal, quizás sólo sea una estupidez. 
Y duele todo tanto, todo.  

lunes, 18 de junio de 2012

"Porque son las mitades las que te parten por la mitad."

Te parto por la mitad, desaparezco, nos cruzamos, nos sonreímos, te intento coser, te alejas, me partes por la mitad. Nos vamos.
Infinitamente humano, esencial, primordial, diferente.

No me escuchas cuando te digo cada noche que te voy a salvar, a cuidar. Pero tú a mí no me salves, sigo necesitando la soledad diaria, sigo sin saber dar todo lo que llevo dentro.
Nunca voy a la ciudad, todas las esquinas tienen tu rastro. Está todo un poco más triste, las luces más oscuras, la Luna se esconde a menudo.

La inspiración, parece ser que también se esfuma. Eso me dijeron de nosotros, "el amor se gasta de tanto usarlo." ¿Tú lo creías? Yo sí. No soportaba creer en tantas cosas, ahora no queda nada. No creo que se gaste, tampoco creo que esté por algún lado revoloteando.
Mi última bobada fue ponerme la falda más bonita y arrojarte. Despedirme. ¿Por qué lo hicimos? Odiábamos las despedidas, te arrastré conmigo pero alejándote de mí. Paradojas. Creíamos en algo que no veíamos pero que vivíamos.

¿Cómo estás? Buscando las novedades que no te llamaban la atención. Yo me he cansado. "Tuviste suerte, en realidad no vas a encontrar a nadie así." ¿Te puedes creer las cosas que me dicen? Los ojos, a veces (y ya sabes, muy pocas veces) se me humedecen. "Te jodes", te gustaría decirme. "Los dos", en realidad. Somos dos, o todo o nada. Lo tomas o lo dejas. Y no, no hace falta que respondas; sé lo que piensas.
Me has dejado una quemadura. No quiero no vivir la vida que nos espera. No quiero levantarme cada mañana y no hablar de ti con la persona que amanezca conmigo. No quiero pasar años sin nombrarte.
Sólo quiero recuperar los retales que dejamos aquel año, recoger los recuerdos que quedaron esparcidos.
Sé que piensas en mí, que aparezco cada noche que no puedes dormir, cada canción que escuchas lleva mis iniciales. Y sabes que es recíproco y mutuo.

Las cosas no han terminado, las cosas van a cambiar. Todo será diferente. Llegarás, nos cruzaremos y comenzará aquello que dejamos a la mitad.
Porque son las mitades las que te parten por la mitad. No lo sabía, ni sé acerca de los pedazos que quedan en medio. Los pedazos sangrientos de ti y de mí.
Y, rectifico, la última bobada no fue elegir la falda más bonita; llevo haciendo bobadas desde entonces. Encontrando mi sitio, huyendo, corriendo, he vuelto. Y tú, tú fuiste mi primera bobada y, si hace falta, cambiaré la rotación de la Tierra para que seas mi última puta bobada.
Que antes de rendirnos fuimos eternos.









domingo, 10 de junio de 2012

'Entré en el bar y entré en tu vida'

Diez de junio y no tan solo. Las calles frías pero hablo contigo. Jugamos a mojarnos con pistolas, me das una canica pero yo quiero la tuya.
'¿Te quieres casar conmigo?', me preguntabas. Como si me estuvieras preguntando la hora o si iba a llover. Con seguridad en tus palabras, en el ambiente. Y así eras conmigo. Y sabías la respuesta antes que yo. No te lo decía, pero me gustabas. Podrías pensar que es evidente y que algunas evidencias siempre las omitimos. Me gustabas mucho. Como al verano le gusta el sol. No sólo te quería o te odiaba, no. Me gustabas, me atraías, me hacías enloquecer, reír y gritar.  Mi mundo daba vueltas y mis noches no paraban de brillar con cada 'buenas noches'. Siempre tenía un nudo en el estómago, o mariposas, o pájaros, o yo qué sé qué coño tenía allí dentro. Me ponías nerviosa cada vez que te tocabas el pelo, me ponías nerviosa cada vez que me vacilabas y no tenía qué contestarte. Me ponías nerviosa cuando me hacías un corte de manga tan tranquilo. Pero qué estúpido. No hacía falta más, nada más. Dos locos que se encontraron. Dios los cría y ellos se juntan, supongo.
Noches en la playa. La primera noche la Luna decidió desaparecer para que pudiésemos contemplar la Vía Láctea. Me gusta saber que el universo sólo lo he compartido contigo. Las estrellas parecían más cercanas de lo habitual. Tenías miedo. Nunca te pregunté por qué, al igual que tú nunca me preguntabas por quién gritaba.  Y aquella noche no lloraste porque estabas pegado a mí. Pero hubieses llorado por ella, lo sé. Me hablabas del pánico que te entraba al pensar en los agujeros negros, 'yo no volvería al pasado' decías. ¿Y ahora? Yo te dije que tampoco volvería pero cambiaron demasiado las cosas en pocos meses. A ti te alejé y ella se marchó. Volvería a las noches de verano sin ni siquiera pensarlo dos veces. Contigo.
Nunca me hablaste de ella. Sé que no lo hablabas con nadie, pero éramos nosotros. Te quise preguntar cada día y cada noche pero no sabía exactamente qué palabras utilizar. Siempre he querido saber cómo era... aunque me la imagino guapa, perfecta, simpática. Me la imagino como tu silencio me deja que me la imagine. Aunque conociéndote a ti, probablemente fuese una de las personas más increíbles. Lo siento. Me callé tantas cosas... Siempre lo sentí, incluso cuando no te quería. Incluso cuando no te conocía.
Y aquel mes gris, apareció. El día que murió, decidiste hablarme de ella. Siempre he creído que has pensado que las dos están por allí arriba y por eso la nombraste. Para hacerme sentir tranquilidad y paz. Te juré que te acompañaría el día que estuvieses seguro, sigo manteniendo mi promesa. Quizás la única, disculpa.

Y de vez en cuando coges los álbumes de fotos y empiezas a echarla de menos. Te imagino callado, sentado en la cama y mirándola. Mirándola y adorándola al igual que un niño de once años adora a su madre. Así eres tú. O al igual que una chica de diecisiete años adora a su abuela.
Conmigo aprendiste que las personas se van definitivamente. No sé por qué te hice pensar que no te quería. Qué estúpida. Lo hacías todo bien. Todo. No tenías ningún fallo. Incluso hoy, después de años, no encuentro ninguna imperfección, ninguna. Me preocupa. ¿Cómo podemos seguir viendo la perfección en alguien? Me vienes grande. Igual que me viene grande la vida contigo... ¿Y la vida sin ti? No quiero vivir una vida que no es la mía, que no es la nuestra. Detesto esa idea.
Pienso en la vida que voy a perderme. Hay tormentas que nunca pasan.
¿Te acuerdas del día en la playa? Me derretía. Y en tu casa, canciones en el aire suenan. Y en tu cama sonaba la música que hoy me asesina. 

viernes, 8 de junio de 2012

Hermética.

Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa, y esas maneras, y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.
Todos los finales de mi vida llevarán tu nombre pero no me llevarán a ti.
Todo aquello que haga en un futuro me recordará a ti. Cada vez que duerma en una cama ajena; cada vez que algo importante marque un antes y un después; cada nueva canción que se escriba; cada historia de amor contada o por inventar; cada 14; cada mes de Diciembre, Enero o Febrero; cada Luna llena; cada noche de fin de año; cada película; cada libro leído y sin leer; cada día que pase en el que no pase nada; cada botella que me termine; cada peta que me fume; cada colocón; cada noche eterna y cada día no vivido.
En cada acción estarás escondido y tú... y tú no estarás. Y decir que nunca más seremos dos es admitir una realidad y a nosotros nunca nos gustaron las realidades.
Nos conformábamos con subir a las nubes y tirarnos al río. Con pescar la Luna. Con huir de los agujeros negros. Con colgarnos de las estrellas. Con fundirnos en la playa.
Siempre pensé que éramos lo mejores, y me diréis 'todos pensamos lo mismo'. Pero no, esta vez era todo cierto.
Invencibles, invulnerables, insuperables, únicos, especiales, mágicos, inseparables, leales, imposibles, inmejorables... Nosotros.
Todo eso de que puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción. 

martes, 5 de junio de 2012

Y tus ojos me miraron y la luna se cayó del cielo.

Cuando queríamos romper ventanas... y lo hacíamos. Donde diablos estés. 
Nunca vimos el fin.  ¿Quién lo iba a ver? Supongo que las personas indestructibles creen que lo serán eternamente. Me conformo con pensar que nada muere, todo se transforma. Supongo que así me aferro a la idea de que, algún día, todo esto volverá a ser lo que fue. Qué estúpida. Y dime, si nada es para siempre ¿por qué las personas sí se van para siempre? Esa pequeña reflexión me llega a la conclusión de que quizás algunas cosas buenas sí sean para siempre, ¿por qué no? Nada está escrito. Si elegimos bien, tal vez (y sólo tal vez), existan historias que duren de forma eterna. Así tú y yo podremos ser eternos, aunque ya seamos vulnerables. Me gustaba cuando no lo éramos. Cuando nada nos afectaba, 'me da igual' decíamos. Ni siquiera sé si era de verdad. Te hubiese preguntado tantas cosas cada día que te tuve. Tantas cosas... Preguntas que ya ni siquiera recuerdo.

Volveré.

viernes, 1 de junio de 2012

Principios y finales.

Quizás todo sea más claro, poco a poco me encuentro. Los caminos vuelve a bifurcarse, será ley de vida. Empezar de cero, como tantas veces. Me gusta empezar de cero y lo detesto a la vez. El bicho raro de todos aquellos lugares a los que voy. No me gustan las personas nuevas, sólo las que han estado allí siempre. No quiero sustituir ni que me sustituyan... pero lo harán y lo haré. Siempre se me ha dado muy bien cambiar de vidas pero nunca olvido a nadie. Ni a los importantes ni a los que no lo son.

Intentaba autoengañarme y al final perdí los trocitos que me formaban. ¿Existe sensación más horrible que ser lo que no eres? Engañar a todo aquel que se acerca sólo para que no te rompa.

La voy a echar de menos. Todos los días de mi vida desde que me vaya. La voy a echar de menos por cada ciudad que pise y cada día del año. Su ropa, su perfume, sus tonterías, sus gritos, sus quejas y sus amores perdidos. Cada vez que me hable de encontrar el amor, de la filosofía barata de la vida o del sueño de su historia. Cada vez que suenen los Arctic Monkeys aparecerás en mi cabeza, como un flash, repentinamente.

Las noches en vela hablando de todas aquellas cosas que queremos ser, sentir que estamos perdidas pero nunca admitirlo en voz alta, saber que nos vamos a echar de menos y que nos vamos a necesitar pero nunca aceptarlo. Preguntarnos sobre el destino, las señales o las casualidades.
Nos encontraremos, sería imposible no encontrar a alguien como tú.

Nuestros trocitos de rock&roll siempre quedarán esparcidos por la ciudad.