Mucho ruido. La locura ha vuelto, los días soleados, las siestas en el sofá en compañía, las noches rodeada de paredes verdes, los paseos a las ocho de la tarde, las comidas sin soledades ni miedos, la televisión encendida, la música a todo volumen, ruido, ruido, ruido, ruido. Ahí estamos; los de siempre, los de entonces, los de antes.
La puerta se abre cada noche, entra él y me besa. Luego entra ella, se sienta en la cama y me cuenta historias, me hace preguntas y termina con un 'hasta mañana'. Así cada noche, ¿no es la mejor rutina?
Y por las mañanas nos gritamos, nos insultamos y nos abrazamos después con el pensamiento. Tiradas en las habitaciones, discutiendo, compartiendo historias, estupideces.
Así somos, y creo que es lo mejor que me ha pasado.
La suerte de mi vida.
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