"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

miércoles, 27 de junio de 2012

Souvenirs.

Mucho ruido. La locura ha vuelto, los días soleados, las siestas en el sofá en compañía, las noches rodeada de paredes verdes, los paseos a las ocho de la tarde, las comidas sin soledades ni miedos, la televisión encendida, la música a todo volumen, ruido, ruido, ruido, ruido. Ahí estamos; los de siempre, los de entonces, los de antes.

La puerta se abre cada noche, entra él y me besa. Luego entra ella, se sienta en la cama y me cuenta historias, me hace preguntas y termina con un 'hasta mañana'. Así cada noche, ¿no es la mejor rutina?
Y por las mañanas nos gritamos, nos insultamos y nos abrazamos después con el pensamiento. Tiradas en las habitaciones, discutiendo, compartiendo historias, estupideces. 
Así somos, y creo que es lo mejor que me ha pasado. 
La suerte de mi vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario