"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

Versiones

15 de septiembre de 2014. 
Lieja, Bélgica. 

Es una sensación extraña porque sé que nunca has estado aquí pero cada paso que doy me recuerda a ti. Las hojas de los árboles tienen tu nombre escrito y te juro que a veces el viento de por las mañanas (como el de ahora) huele a ti. Queda un día menos para que te pases por aquí y yo tengo un nudo en el estómago, esófago, garganta y corazón.

Me estoy apropiando de este banco, estoy en un parque no especialmente grande pero tiene unos árboles enormes que parece que me acogen y un lago lleno de patos con hojas secas por el suelo alrededor. Suena Tobogán Andaluz y me vuelvo a acordar de ti. Ya ves tú, como siempre. "Vos podés dormir donde vos quieras dormir pero nunca te olvides de nuestra espera."
La primera vez que escuché esta canción me acordé de ti porque yo sabía que nos esperábamos desde antes de llegar. Me tiraría en el césped tumbada y cogida de tu mano y me quedaría contigo ahí a vivir, esperando a que pase el invierno. "Nunca te olvides de quien te espera."

Cuando era pequeña mi madre y mi abuela nos llevaban paseando a mi hermana y a mí a un parque parecido a éste. Aunque todos se parecen. Este parque tiene algo especialmente similar al que yo solía ir. La última vez que fui a ese parque tenía ya 21 años; estábamos mi madre, mi padre, el perro y yo. Me invitaron a desayunar y empecé a leer el periódico en la cafetería porque acababa de morirse Gabriel García Márquez y había un especial sobre él. Un especial, como si vivo no hiciese falta escribir sobre él o algo así. No sé, hay cosas que nunca voy a entender. 

De pequeña me montaba en los columpios que tenían forma de caballo y me subía del revés porque era demasiado pequeña y todavía no controlaba cómo funcionaban las cosas. Creo que mi abuela me compraba gusanitos, se sentaba con mi madre y nos vigilaban. Es una lástima que esas cosas ya no pasen. 

Hay una paloma que no para de dar vueltas por donde yo estoy, parece una persona. A saber. Se acaba de ir de mi lado una pareja con una niña que estaba jugando. Nosotros también haremos eso pero en versión mejorada. 

La paloma me está poniendo nerviosa pero tampoco quiero que se vaya, aunque no me gustan las palomas. 

Tengo un poco de frío. 

Cuando pasen unos años, si vuelvo a leer esto me encantaría recordar cada detalle a la perfección y sentir que hay cosas que podemos volver a vivir. Ahora suena Santiago Corazón y me está hablando sobre ti. 

La paloma ya se ha ido. 

Volvería a tener siete años y le diría a mi abuela que quiero un paquete de gusanitos. O volvería a preguntarte qué película me recomiendas; directamente volvería a ti. "Viajando por el cielo azul..." Mi tatuaje "azul" es por el color del cielo. "Contando los que morirán que conocemos..." Te juro que me encanta mirar al cielo y que esté azul. 

Me encanta quererte y aprenderte, de verdad. 
Un día te voy a traer aquí y te vas a enamorar de mí otra vez. No te creas, tampoco este sitio es precioso pero me gusta. De hecho, es normal. 
Menos mal que te quedas a vivir. Bueno, que nos quedamos. Remarco el "nos". Como el festival. Ahora me acuerdo de Lisboa y de todos los días que te hubiese cogido de la mano. Sólo tenía ganas de abrazarte y de quedarme enganchada a ti y poco más. 

Marina siempre me cuenta que cuando se nos eriza la piel es porque alguien en ese momento (esté donde esté) ha hecho que se nos erice con un suspiro al pensar en nosotros. Bueno, no sé si la teoría era exactamente así pero yo me quedo con esta versión. A mí se me acaba de erizar la piel por pensar en ti y me he enamorado más. Siempre nos podemos enamorar más. 

Sigo sin ver a la paloma y me voy ya, el parque se acaba de vaciar. Creo que aquí ya es la hora de comer. También creo que a mi abuela le gustaría estar aquí sentada conmigo y creo que te quiero y que echarte de menos es de las mejores sensaciones. 

Menos mal que tú. 

Estaba cerrando el cuaderno y justo ha vuelto la paloma y te quiero, otra vez. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario