"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

«Felicidad en estado puro»

«Felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico. ¡Grandioso! Era lo mejor del mundo. Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que la coca, crack, porros, hierba, marihuana, éxtasis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, LSD. Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, una orgía, la masturbación, el kamasutra, las bolas chinas. Mejor que la comida y la mantequilla que comía de pequeño. Mejor que la trilogía de George Lucas, que el fin del milenio. Mejor que los andares de Emma Pill, el baile de Marilyn Monroe, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y que el lunar de Cindy Crawford. Mejor que el lado B de Abbey Road, que los solos de Jimi Hendrix. Mejor que el pequeño paso de Neil Armstrong sobre la luna, el Space Mountain, Papá Noel, la fortuna de Bill Gates, los trances del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro. Mejor que la testosterona de Arnold Schwarzenegger o el colágeno de los labios de Pamela Anderson. Mejor que Woodstock y la raves más orgásmicas. Mejor que las drogas del Marqués de Sade, Arthur Rimbaud, Jim Morrison y Castaneda. Mejor que la libertad. Mejor que la vida.»
Quiéreme si te atreves. 

Sábado, 20 de septiembre de 2014

Me encanta que tú tengas todo mi amor, dentro de ti. 
Me encanta haberme quedado con tu amor, dentro de mí. 

Me he encontrado y me has encontrado. Nos hemos encontrado. Estaba tan perdida que el mundo me daba vueltas y no sabía cuándo parar. Intento buscar en qué momento específico de mi vida desaparecí de mí, en qué momento acabé sin saber a dónde ir; intento buscar el núcleo de la explosión, el epicentro del terremoto. No lo quiero encontrar. Por lo visto, un día estaba en mitad de no sé dónde, rodeada de no sé quiénes. Por lo visto apareciste tú y me di cuenta. Me di cuenta. Te vi. Te vi como nunca había visto a nadie y te miré como si todo se comenzara a desintegrar. Quererte es la primera maravilla del mundo. La primera, te lo prometo. 

La suerte es actitud y tú estás creando mi actitud. 
Me explico. Antes de ti el mundo carecía de sentido, para mí. 
Estaba todo revuelto. Contigo el desastre es diferente, está ordenado, estoy encontrando cosas perdidas que no encontraba. Estás tú y todo vale. 

No sé cómo explicarlo. Es como si toda la felicidad vivida anteriormente la hubiese estado guardando para poder compartirla contigo. La felicidad es más felicidad si se puede compartir. Para qué quería yo tanta felicidad acumulada si no podía regalártela. Ahora siento que tu felicidad es mi felicidad y viceversa. Ahora estoy a miles de kilómetros y siento tu felicidad desde aquí; de repente, todo está lleno de energía. Es como si estuvieras cerca, lo noto y te noto. 

La suerte es actitud y tú eres mi actitud. 
Eres la pieza clave. 
Somos felicidad. Somos el futuro perfecto. Mi combinación preferida. 

Somos mi persona preferida.

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