"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

domingo, 10 de junio de 2012

'Entré en el bar y entré en tu vida'

Diez de junio y no tan solo. Las calles frías pero hablo contigo. Jugamos a mojarnos con pistolas, me das una canica pero yo quiero la tuya.
'¿Te quieres casar conmigo?', me preguntabas. Como si me estuvieras preguntando la hora o si iba a llover. Con seguridad en tus palabras, en el ambiente. Y así eras conmigo. Y sabías la respuesta antes que yo. No te lo decía, pero me gustabas. Podrías pensar que es evidente y que algunas evidencias siempre las omitimos. Me gustabas mucho. Como al verano le gusta el sol. No sólo te quería o te odiaba, no. Me gustabas, me atraías, me hacías enloquecer, reír y gritar.  Mi mundo daba vueltas y mis noches no paraban de brillar con cada 'buenas noches'. Siempre tenía un nudo en el estómago, o mariposas, o pájaros, o yo qué sé qué coño tenía allí dentro. Me ponías nerviosa cada vez que te tocabas el pelo, me ponías nerviosa cada vez que me vacilabas y no tenía qué contestarte. Me ponías nerviosa cuando me hacías un corte de manga tan tranquilo. Pero qué estúpido. No hacía falta más, nada más. Dos locos que se encontraron. Dios los cría y ellos se juntan, supongo.
Noches en la playa. La primera noche la Luna decidió desaparecer para que pudiésemos contemplar la Vía Láctea. Me gusta saber que el universo sólo lo he compartido contigo. Las estrellas parecían más cercanas de lo habitual. Tenías miedo. Nunca te pregunté por qué, al igual que tú nunca me preguntabas por quién gritaba.  Y aquella noche no lloraste porque estabas pegado a mí. Pero hubieses llorado por ella, lo sé. Me hablabas del pánico que te entraba al pensar en los agujeros negros, 'yo no volvería al pasado' decías. ¿Y ahora? Yo te dije que tampoco volvería pero cambiaron demasiado las cosas en pocos meses. A ti te alejé y ella se marchó. Volvería a las noches de verano sin ni siquiera pensarlo dos veces. Contigo.
Nunca me hablaste de ella. Sé que no lo hablabas con nadie, pero éramos nosotros. Te quise preguntar cada día y cada noche pero no sabía exactamente qué palabras utilizar. Siempre he querido saber cómo era... aunque me la imagino guapa, perfecta, simpática. Me la imagino como tu silencio me deja que me la imagine. Aunque conociéndote a ti, probablemente fuese una de las personas más increíbles. Lo siento. Me callé tantas cosas... Siempre lo sentí, incluso cuando no te quería. Incluso cuando no te conocía.
Y aquel mes gris, apareció. El día que murió, decidiste hablarme de ella. Siempre he creído que has pensado que las dos están por allí arriba y por eso la nombraste. Para hacerme sentir tranquilidad y paz. Te juré que te acompañaría el día que estuvieses seguro, sigo manteniendo mi promesa. Quizás la única, disculpa.

Y de vez en cuando coges los álbumes de fotos y empiezas a echarla de menos. Te imagino callado, sentado en la cama y mirándola. Mirándola y adorándola al igual que un niño de once años adora a su madre. Así eres tú. O al igual que una chica de diecisiete años adora a su abuela.
Conmigo aprendiste que las personas se van definitivamente. No sé por qué te hice pensar que no te quería. Qué estúpida. Lo hacías todo bien. Todo. No tenías ningún fallo. Incluso hoy, después de años, no encuentro ninguna imperfección, ninguna. Me preocupa. ¿Cómo podemos seguir viendo la perfección en alguien? Me vienes grande. Igual que me viene grande la vida contigo... ¿Y la vida sin ti? No quiero vivir una vida que no es la mía, que no es la nuestra. Detesto esa idea.
Pienso en la vida que voy a perderme. Hay tormentas que nunca pasan.
¿Te acuerdas del día en la playa? Me derretía. Y en tu casa, canciones en el aire suenan. Y en tu cama sonaba la música que hoy me asesina. 

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