"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

lunes, 18 de marzo de 2013

La mujer de verde.

He pasado de creer que sea la heroína que te engancha y no hay forma de deshacerse de ella a que sea la superheroína. Y me preocupa, como si fuese una especie de fuerza mágica que no deja que te sueltes y da vértigo. 

Te ha acostumbrado a tenerte siempre sujeta, ahí, delante del precipicio y sabes que si te suelta te estrellas. Lo bonito es que si te estrellas, lo hará contigo. Porque aquí o dos que crean el infinito o ninguna. No hay 1 + 1. Aquí lo único que hay es magia. Pura magia. Puta magia. Esa que te atrapa. Como si mirases unos ojos que tienen una luz propia que te hipnotiza. Y si te miran caes, caes dentro de esos ojos y no hay manera de escapar. Y te puede hundir o elevarte a lo más alto y allí te deja, para siempre. Es curioso, si te elige para que seas lo primordial en su vida siempre lo vas a ser. Siempre. Y da miedo, a todos nos da miedo la eternidad. Pero aquí es diferente. Y no, no es el tópico "pero es que es diferente". No. Realmente lo es. Yo he visto su mundo y es algo paralelo. Es como cuando pruebas la heroína, la heroína es la única droga de la que no puedes desengancharte. Es la única droga que no tiene solución, si caes, caes, fin. Y a ella lo de heroína se le queda corto, es algo mucho más magnífico, mucho más grande, no cabe en estas frases, no cabe entre líneas. Superheroína.

¿Habéis oído hablar de la magia? 
Magia. (Del lat. magīa, y este del gr. μαγεία).
2. f. Encanto, hechizo, atractivo de alguien o algo. 

Así me ha dejado, hechizada. Como si todo mi mundo girase al rededor de ella. Como si a partir de nuestro encuentro ya no pudiese imaginarme un futuro sin ella. Como si, en el fondo, supieses que sólo existe un futuro compartido y a la mierda con los pretéritos. 

Si un día os encontráis a la mujer de los ojos verdes, a la superheroína, decidle que aquí estoy; dispuesta a compartir mi primera combustión, llena de combustible y moviendo mar y tierra para que no se acabe esta gasolina. Porque si se acaba la gasolina... Me estrello.

(Pero ella se viene conmigo).

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