"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

viernes, 11 de mayo de 2012

Tocada y hundida.

¿Lo sientes? Has perdido. Jaque mate. Ya está todo, ya no está él. Tocada y hundida.

Se te estremece el pecho, el corazón apenas palpita, ojos humedecidos, manos que tiemblan, piernas paralizadas y ahí estás tú. Esa eres tú. Sin él. Y piensas en todo lo que te has perdido estos años e imaginas todo lo que te vas a perder el resto de tu vida. Las cenas, el cine, el sofá, los domingos en el parque, los veranos en la playa, los exámenes, los besos en el portal, las paradas de autobús, las lunas llenas, los 31 de diciembre.

'Me moriré de ganas de decirte que te voy a echar de menos.' O me moriré de ganas de decirte que te he echado de menos todos estos años, que soy estúpida y que no sé en qué pensaba el día que tiré todo por la borda.  Qué forma tan estúpida de perderlo, ¿no?

'Yo sé que aunque no hablemos mucho, tú siempre estás ahí.' Y las palabras se clavan en el corazón como pequeñas agujas, como si te estuvieran pellizcando, como si poco a poco se estuviese quebrando en pequeños trozos que no quieren volver a unirse. Ya lo decía Almudena Grandes 'Era demasiado amor.  Demasiado grande, demasiado complicado, demasiado confuso, y arriesgado, y fecundo, y doloroso. Tanto como yo podía dar, más del que me convenía. Por eso se rompió. No se agotó, no se acabó, no se murió, sólo se rompió.' 

¿Por qué algo tan fuerte se rompe? ¿Por qué no sabemos mantener lo único que nos hace sentir vivos? Nosotros también nos bajamos por separado de aquel taxi y no volvimos a vernos. ¿Cuántas veces habremos coincidido? ¿Cuatro? ¿Quizás tres? Y han pasados dos años. Se dice rápido. Mi vida ha estado vacía. Poetas de bragueta y revolcón y poco más. Y, la mayoría de las  veces, ni siquiera eso. 

¿Tú te has conseguido equilibrar? Yo no. Y sé que no lo haré. ¿Sabes que es sentir que nunca más confiarás en nadie? ¿Sentir que no existe nadie que encaje contigo? ¿Sentir que no hay nadie hecho a tu medida? Como si los demás y yo fuésemos piezas de diferentes puzles y tú... sin embargo, en fin, formamos un puzle con la imagen de Nueva York.
'Cuando quieras estoy ahí', yo quiero que estés siempre. Yo quiero descolgar el teléfono y que esté tu voz, yo quiero abrir la puerta de mi habitación y que huela a ti, yo quiero que sea 19 de junio y estemos en el centro de la ciudad, yo quiero intercambiar canciones, yo quiero gritar de locura, yo quiero apretarte la mano.

'Pude ser y no fue por ser la vida como es, ¿lo ves?' 'Y ahora somos como dos extraños que se van sin más, como dos extraños más que van quedándose detrás.' 

Eres tú, lo sé.

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