Y me subes al taxi y allí te quedaste tú. En mitad de la noche, pelándote de frío viendo cómo se escapaba la única persona a la que no te perdonarías perder; entonces no lo sabías. Simplemente creíste que podías arrojarme al montón de los besos robados. No te culpo: yo siempre pensé lo mismo. Un muñeco más para mi colección. Pero ya ves, las vueltas de la vida. Lo invernal y lo tropical mezclados, como tus colores.
Y en el cristal del taxi nadie escribió "que sea cierto el jamás". Yo sólo hubiese pedido (y pido) la eternidad e inmortalidad. La conexión infinita y el infinito infinito (elevado al infinito).
Abril se hizo eterno y nuestro otoño parece que no llega, como si estuviese estancado. Me llaman octubre porque sólo hablo de ti y realmente llevan (co)razón. ¡No sales de mi puto cerebro! Cerebro, bulbo raquídeo, puente de Varolio, hipófisis o donde mierda sea. El caso es que te has establecido aquí cerca y no hay quien te saque. Vuelvo a quejarme, siempre igual. Como si me molestase perder el tiempo pensándote. En realidad todo lo contrario, eres el mejor momento del día.
http://www.youtube.com/watch?v=r9rL6xwx5_M El taxista pregunta pa' donde vamos, tú me sigues mirando por la ventana.
ResponderEliminarA esto me ha recordado.
Y es que, para variar, también hemos coincidido en esto. Frágiles.