No recordaba que existiesen las noches eternas, las noches sinfín. Ni la sensación de una mano rozando otra más pequeña.
Aquella noche fue inolvidable. 'I will remeber tonight. I promise you.' Hay frases que se nos clavan en la piel, repentinamente. No olvidas una mirada, aunque dure poco. No me preguntéis por qué; simplemente, hay personas que se quedan una noche y parece que llevan una eternidad con nosotros. Es tal la conexión que creemos llevar así toda una vida. Dos cuerpos se tocan, dos alambres se enganchan, dos personas se miran, dos imanes se unen y... todo ha cambiado.
Me agarra, me saca a bailar, le salpico con el agua del mar, las estrellas brillan y me coge. Me suelta, me da una vuelta, me vuelve a besar. 'You are very sweet.' 'Oh, thanks.' Y se ríe. Joder, qué sonrisa.
Y me pregunta por qué llevo esas pulseras, cada una su historia, su vida, su cuento. Nunca me preguntan eso, siempre pregunto yo. Una es suya, porque sí... ¿y por qué no?
La orilla se guardó nuestras huellas y el mar lo recuerda todo. Nos ahogamos con cervezas y nos quisimos durante un momento. Nos quisimos, del verbo querer. Demasiado tiempo sin querer a nadie.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Y por eso se fue, me fui. Por una vez no me fui sólo yo o sólo él. Los dos, por separado pero ¿qué más da? Seguíamos siendo dos. Y lo bueno dura poco, lo bueno siempre deja un perfecto sabor de boca, lo bueno nunca dura mucho porque entonces... dejaría de serlo.
Donde la arena nos envolvió.
Todo comienza con días azules.
No hay comentarios:
Publicar un comentario