"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Eras tú.

No sé exactamente si era por el frío de todas las noches, por el sueño de todas las mañanas, por tener las manos congeladas hasta llegar al punto de no sentirlas, por el silencio eterno que se formaba pero a la vez perfecto o por el sonido de la voz, de la risa.

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