"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

martes, 17 de septiembre de 2013

Cómo salvar una vida.

Cómo salvar una vida.

Esa vez hubiese salvado mi propia vida, hubiese escrito mi propia historia con un final diferente. Y si... pero no.

Pienso constantemente en salvar vidas y no me paro a pensar que quizás primero deba salvar la mía. Todo empieza cuando no tienes el suficiente coraje para abrir una puerta que separa tu mundo del suyo y viceversa. Todo empieza cuando el miedo gana la primera batalla y lo que viene después ya lo conocéis.

Siempre me he preguntado qué hubiera pasado si me hubiese puesto esa ropa pálida para entrar en la habitación; siempre he pensado que si hubiese atravesado ese pasillo la podría haber salvado de la eternidad azul pero un día me hago mayor (las cosas de la vida) y me doy cuenta de que su eternidad azul ya había empezado mucho antes de que yo decidiese o no abrir esa puerta. Me doy cuenta de que nunca la podría haber salvado pero sí me habría salvado a mí, me habría salvado del pánico que te inunda los ojos cuando ves cómo se va un pedazo de tu vida. Una de esas bases que terminar rompiéndose y dime tú quién puede repararlas.

Quizás ahora no tendría que recordar constantemente quién soy si me hubiese puesto aquella ropa o si le hubiese dado un beso aun sabiendo que nunca lo recordaría, quizás ahora no quemaría su ausencia por dentro y tampoco me preguntaría cada noche si ella sabe lo que yo necesito que sepa. Aquello que no puedo escribir por si acaso.

Tres años y cuántos cambios. Parece que llevamos una vida sin vernos y sólo son tres estúpidos años y qué raro está todo por aquí, ni te lo imaginas (aunque me gusta pensar que lo sabes de sobra). También me gusta pensar que cuando sueño contigo es porque has decidido venir a visitarme, una vuelta, una ida, no mucho. Lo de siempre. Lo que ya no queda.

Y, por cierto, Lucía está preciosa.

1 comentario:

  1. Me alegra saber que algunos de mis comentarios te sacan sonrisas, en serio.
    Y como me gusta lo que escribes eh...

    ResponderEliminar