"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

jueves, 14 de febrero de 2013

El día del sofá.

"Me tienes harta. Siempre igual. Estás en cada puta esquina por donde no hemos pasado. Y todas las malditas noches apareces, así, tan tranquilo. Como quien no quiere la cosa. ¿En qué quedamos? Desaparece, lárgate. Deja de pensar en mí y así yo dejo de pensar en ti. No, mejor: demuéstrame que realmente no te acuerdas de mí. Que el día del sofá ha desaparecido, que ya no recuerdas nada de aquel «me voy a quedar siempre»
 o «no me voy a ir, tranquila». Y ahora me río o me callo y te doy la razón. O todas las veces que hemos admitido que estamos sin estar. ¿Cómo se está sin estar? Yo estoy, ya me ves. Te escribo cada vez que me acuerdo de tu pelo y te describo y te pienso y te hablo sin hablarte y paso por tu portal y me siento y no apareces y me voy antes de que lo hagas. Estoy y lo sabes. Pero tú... siempre tan ausente. Incluso cuando me mirabas, siempre tan ido. 
Pero tú siempre igual. Ahí, sin moverte, como si no pasara nada delante de ti. Y yo me creo que cuando me fui tu mundo se paró y dejaste de vivir y. Pero no fue así, claro que no. Qué estupidez. Míranos. Al final ha sido lo que no creíamos que sería. Yo sin mundo y tú con dos. Y me da la sensación de que me has cambiado por alguien mejor, es jodido. Me refiero a eso de que te sustituyan. Y tú crees saberlo pero no tienes ni puta idea. No puedes saberlo, nadie puede sustituirte, es como si... como si fuera imposible superarte o, simplemente, igualarte. Y eso duele. Y no sólo a mí. También le duele a todas esas personas que intentaron ser como tú (y han sido varios). Y, bueno, no te digo cuánto me destroza a mí. Poco a poco. Canción a canción. Necesito que seas menos, que todo sea menos. Y que desaparezcas. Que dejes de existir. Ni una palabra más para ti. Ni una más. Por favor." 

1 comentario: