"Si te soy sincero, no me suele costar demasiado olvidar a las personas pero, lo cierto, es que no sé, contigo... Creo que no sería así. Tenemos demasiado en común y... No sé, no creo que precisamente tú me resultases fácil ni agradable de olvidar."
El
rayo cae de repente sobre tu pecho, no avisa. Un poco traidor, quizás. Un día
la noche y el día se mezclan y... fin. Te parte en dos. Hace poco una película
me enseñó que son las mismas mitades las que te parten por la mitad. Un poco
paradójica la vida en ciertas ocasiones, un tanto irónica y, por mucho que
digan, con dos colores. Como tú me has enseñado, ni gamas ni abanicos: azul y
rosa. Y el azul, en esta ocasión (aunque me pese), no soy yo.
Hablando
del rayo (azul, por cierto, qué casualidad). Este rayo era diferente (y no sólo
por su color). El rayo era su mitad y por eso era capaz de partirla por la
mitad. Porque son aquellas cosas que encajan con nosotros las que pueden
rompernos en pedazos, pedazos que no recuperamos y que quedan esparcidos por el
suelo. Como las gotas de lluvia cuando caen.
Me
contabas que él terminaba teniendo trazos rosas y ella garabatos azules. Se
mezclaban, entrelazaban y más verbos conjugados en pretérito imperfecto con la
misma finalidad.
Libretas
llenas de dibujos imperfectos inspirados en pensamientos perfectos. Cuadernos
con frases tachadas y escritos de hamor, así con h; (algunos
eran simplemente de amor, de ése que anda por ahí partiendo a las personas).
No
sólo hablo de ti, de mí. No te preocupes, te dejo que te rías al leer tu nombre
entre líneas. Hablo de la vida que no tuvimos por las malas elecciones
involuntarias. De nuestras 'casualidades' y de todo aquello que está en tu
mente. En la mía, o quién sabe, quizás tenemos una en común donde guardamos
todo lo que necesitamos para ambos. Sí, para los dos. Vuelvo a hablar de
nosotros, maldita sea.
Negar
las evidencias, así somos. Nos llaman tontos. ¡Tontos! ¿Tú te lo puedes creer?
Yo creo que somos más listos que el hambre y que los tontos son ellos. Parece
ser que les gustaría ver nuestras vidas destrozadas y que el 'nosotros' fuese
dos pronombres personales sin sentido ninguno por separado.
Negar
estas evidencias nos separa de ellos y nos une a nosotros, negar lo innegable
significa alargar aquello que tiene un pequeño futuro.
Pero,
qué diablos, ¿para qué intento explicaros algo que para vosotros no tiene
explicación? ¡Nos gusta esto! Saber que nada puede terminar porque nada ha
empezado, nada puede romperse porque no existe nada. ¡Somos bichos raros! No os
empeñéis en que os cuente esta historia porque no existe. ¡No hay historia! ¡Es
una anti-historia! (Así la define una pequeña y gran canción). "No
recuerdo una anti-historia mejor, de contenido incierto." Y por
esto, quizás, no lo quiero explicar.
Es
diferente, es raro, es otro universo. Es nuestro. Me he vuelto a contradecir.
No puedo hablar de nosotros si admito rotundamente que no hay nada (y es
cierto, no lo hay). Quizás es la palabra 'nosotros' la que no encaja con
nosotros (contigo y conmigo, si así te gusta más). ¿No piensas tú lo mismo?
Estoy pensando algo que lleve nuestra esencia. Es raro, me explico, para que
algo lleve nuestra esencia tiene que ser extraño, fuera de lo normal, sin
perfecciones y contradictorio (como nosotros, resumiendo). Entonces, verás, si
tiene que ser (en parte) contradictorio; el término nosotros quedaría
correctamente, ¿no? Porque es una contradicción y, de alguna forma, en esto
consiste. Qué estupidez, dejaré de pensar una palabra para todas estas frases
con destinatario fijo pero ausente. Una palabra que abarca todo lo que eres y
todo lo que soy. Lo que somos (por enésima vez).
Ten una cosa clara: pienso repetírtelo hasta la saciedad. Hasta que todo esto no dé para
más. Hasta que Canadá quede lejos y París se haya dividido. ¡NO-SO-TROS! El
azul y el rosa. El rayo y la niña. Esas mitades que escuché que pueden partirte
por la mitad. Y todo aquello de lo que nunca te he hablado, todo aquello que se
queda en el tintero y no hay forma de dejarlo escapar.
Y por supuesto que no, a mí tampoco me resultaría fácil y agradable olvidarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario