"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Magnética

Al final la han rescatado del borde del precipicio y cómo me alegro. Por lo visto existen más personas con imanes repartidos por todos los rincones exquisitos del planeta y, gracias a no sé muy bien quién o qué, ella se ha chocado con uno de esos imanes que te atraen y no te sueltan, encima es su polo opuesto. 

Se besan en los parques y comparten las copas y justo escribo sobre ti y apareces. Se abrazan para las fotos y se tiran el secador a la cabeza y se gritan y vuelven a quererse, siempre vuelven. Eso me gusta, yo nunca volvía. 

Ella pensó que era mejor dejarme grabada en su piel en forma de tinta y corazones y nunca le di las gracias. Me gustaba más asustarme y decirle que estaba loca y ¡vaya ocurrencia! Sin saber que era lo más bonito que harían por mí: demostrarme que hay una persona en el universo que jamás me olvidará; todavía estoy decidiéndome si eso es algo precioso o algo terrible. Para qué mentir, asusta bastante. Ella es capaz de formar parte de mi vida hasta el fin de la eternidad, es capaz de transformar los huracanes en movimientos de alas de mariposas y una estúpida canción en un himno para el amor. ¿Cómo no la iban a rescatar del naufragio? Y sabemos que el futuro es lo de menos pero alguien que le pone tu nombre a las calles más bonitas de la ciudad, tiene un futuro pluscuamperfecto asegurado (y en compañía.)

Que te sigan salvando las noches, yo prometo cuidar lo que queda de nuestros imanes. 

2 comentarios:

  1. Yo no sé por qué escribes tan bonito.
    Y me da envidia que la quieras tanto
    y es precioso
    y me da miedo.

    Yo no sé por qué escribes tan bonito,
    pero menos mal.

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  2. Y qué suerte, no se puede quejar.
    Grande.

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