"«Amor verdadero y grandes aventuras», yo creí en eso en cierta ocasión. Pensé que mi vida iba a seguir esos derroteros. Rogaba porque fuera así. Está claro que no lo fue, pero no creo que todavía existan grandes aventuras. Hoy en día no hay nadie que desenvaine la espada y grite: «Hola, me llamo Íñigo Montoya. ¡Tú mataste a mi padre; disponte a morir!»
Y del amor verdadero también os podéis olvidar. Yo ya no sé si hay algo que quiera de verdad."
La princesa prometida.

martes, 29 de noviembre de 2011

Me pregunto cuántas personas se habrán separado tras jurarse amor eterno con un candado como representante en el Puente Milvio. ¿Cuántas llaves de esos candados se las habrá llevado el río y cuántas otras se habrán oxidado en su fondo? Quizás incrédula, cínica, fría o estúpida, pero un simple candado con unos nombres no es capaz de retener unidas a las personas, al amor. Es sólo un candado, algo cerrado, nada más.

1 comentario:

  1. Oh vaya, siempre llego tarde, pensaba que te gustaba lo de los candados y puse uno con tu nombre y el mio... Pero bueno, mañana mismo vuelvo a por él, que el único candado que espero es el de tus manos y las mias :)

    ResponderEliminar