Y menos mal.
Menos mal que, como me han dicho hoy, tú me cuidas todos los días y yo te cuido por las noches. Y menos mal que aparecías con tus gafas y recordaba cada detalle de ellas y que cuando me las ponía de pequeña me mareaba. Y menos mal que sabes que he estado siempre y que entonces también estuve, pero ya sabes. Menos mal. Lo horrible de los sueños es que las voces no las escuchas y los olores no los sientes. Lo bueno es que recuerdas lo que nunca ocurrió y cada detalle que creías olvidado.
Lo que no ocurrió aquella vez es que la fiebre te hacía reír y me dabas la mano y yo te decía algo así como "yo te voy a ayudar, ven, que te llevo a dar una vuelta". Tampoco ocurrió que te quedabas dormida y ya pasaba todo, ojalá. Aunque cómo te ibas a quedar dormida sin más si eras (y eres) capaz de controlar hasta mis sueños.
Menos mal que de vez en cuando te acuerdas de mí y decides pasarte unas horas por aquí dentro y me das conversación y ojalá lo hicieras todos los días (y ojalá hubiera diecisietes que no hubiesen existido nunca.)
Así, con el punto final dentro del paréntesis por si acaso.
Ven, que te llevo a dar una vuelta al banco de siempre en el parque de siempre.
Me ha recordado a una frase de un libro "Siempre recordamos lo que nunca sucedió". No preguntes por qué, pero me vino esa frase a la mente.
ResponderEliminarClaro, porque cada vez que me voy a dormir pienso en esa frase del libro "Marina" y cuando sueño, recuerdo lo que nunca sucedió :) Cuando escribí esta entrada soñé algo que nunca había pasado pero que ahora siempre voy a poder recordar y es una sensación que me encanta. Además, ocurrió en un sueño y eso es mucho mejor que no ocurrir en ninguna parte.
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